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LA GRANDEZA DEL PUEBLO DE ISRAEL

Todo empezó en 1947 cuando las Naciones Unidas aprobaron la partición de Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. Fue así como un 14 de mayo de 1948 proclamaba su independencia el país más maravilloso de oriente medio, no solo por su eterna historia ancestral y bíblica sino por su capacidad de resiliencia, amor por su tierra y de soportar desde siempre, guerras, ataques e invasiones. Su devenir no ha sido otro distinto que respirar para vivir en frente de sus vecinos árabes. Si vemos el mapa actual, entendemos el por qué todo le ha sido tan doloroso a la gran Israel, quien con su grito de independencia aseguró la planicie costera, la galilea y todo el Néguev, quedando bajo su soberanía; mientras que Judea y Samaria o lo que conocemos como la Cisjordania, pasaron a dominio jordano.

La franja de Gaza quedó bajo administración egipcia, y la amada Jerusalén, la tierra donde Jesús de Nazaret, el hombre más maravilloso de todos los tiempos predicó la palabra y fue crucificado por los romanos, quedó profundamente dividida porque la parte oriental es de Jordania, incluida la ciudad vieja, esa turística por excelencia para los creyentes, mientras que el sector occidental es conducido por Israel.
Desde entonces, la gran Israel se ha dado el lujo de tener quizá a los mejores políticos del mundo, hombres dispuestos a ofrendar sus vidas por defender la construcción y permanencia de su estado por el que habían luchado tanto y tan duramente desde tiempos milenarios del Judaísmo y la antigua tierra de Israel.

Nombres como el de David Ben- Gurión y Jaim Weizmann fueron los artífices en el concierto internacional para que el recién creado estado de Israel y único judío del mundo, ocupara el asiento número 59 en la ONU, antes de finalizar la década de los cuarenta.
De acuerdo con el concepto de “reunión de los exiliados”, razón de ser de Israel, el país abrió sus puertas otorgándole a todo judío el derecho a establecerse en el nuevo estado y obtener la ciudadanía a su llegada. Fue así como en 1952, más de 700.000 personas, la mitad de ellas, sobrevivientes del holocausto conformaron la gran nación. judíos, árabes musulmanes, cristianos, drusos y samaritanos conviven allí.

Israel es una democracia representativa, con un sistema parlamentario, prima el sufragio universal; su primer ministro es el jefe de gobierno y su principal aliado estratégico, militar, financiero y tecnológico es Estados Unidos, lo que le da un amplio margen de maniobra para defenderse de los estados árabes que persisten en su aniquilamiento y disolución. Esa asistencia norteamericana más las contribuciones de los judíos de la diáspora o dispersión judía por distintos países del mundo y las indemnizaciones pagadas por Alemania Occidental a Israel por la barbarie nazi, conllevaron a que el nuevo estado invirtiera en  construcción de viviendas, la mecanización de la agricultura, la creación de una poderosa marina mercante, líneas aéreas de cobertura mundial, explotación de minerales, desarrollo de su industria militar, redes de comunicación y tecnología de avanzada.

Su actual poderío se traduce en el sistema de inteligencia más avanzado del mundo, el Mossad o servicio de acción encubierta, espionaje y contraterrorismo en todo el mundo. Este servicio se amplía como plataforma a la ingeniería, la química, la traducción y la interpretación. Como dato anecdótico de las tantas misiones del Mossad fue la de dar con el paradero del nazi Adolf Eichmann, escondido en Argentina.

Recordemos también que fue el Mossad quien dio de baja a los atacantes palestinos protagonistas del llamado “Septiembre negro” quienes mataron a atletas israelíes en las olimpiadas de Múnich 1972.
Desde siempre la guerra ha estado presente en su historia, como la árabe-Israelí de 1948, ganando y permitiéndose ampliar aún más sus fronteras iniciales; la guerra del Sinaí de 1956 contra Egipto a raíz de la nacionalización del canal del Suez; la guerra de los Seis días de 1967 donde Israel atacó Egipto conquistando la península egipcia del Sinaí, pero en la guerra de Yom kipur de 1973 Egipto recupera la ribera del canal de Suez; la primera guerra del Líbano de 1982 por cuenta del asesinato de su embajador en Gran Bretaña. Israel en el 2000 se retiró de esta zona. Años después sobrevino la operación de Gaza en 2008 aumentando el terrorismo contra el pueblo israelí, cuya operación militar de defensa se llamó “Operación plomo fundido”.
Pero así como la guerra, el país ha firmado diversos tratados de paz, como el de 1979 con Egipto que ponía fin a las hostilidades entre ambas naciones y firmante Jimmy Carter presidente de EE.UU; el de 1993 Acuerdos de Oslo en una postal memorable entre Yasser Arafat, Isaac Rabin y Bill Clinton en los jardines de la casa blanca, donde se acordó la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con poderes y responsabilidades en Cisjordania y la Franja de Gaza; el de 2020 con Emiratos Árabes Unidos donde Israel se compromete a suspender las anexiones de territorios palestinos, gracias al liderazgo del ex presidente Trump.

La búsqueda de la Paz entre Palestinos e Israelíes ha sido una pesada cruz que cargan la ONU y EE. UU, principalmente, ya que el objetivo es la creación de un estado palestino que ya Naciones Unidas ha reconocido como Estado observador no miembro (2012).
Primeros ministros como Eshkol, Alón, Golda Meir, Rabin, Shimon Peres, Shamir, Sharón, Ólmert y netanyahu han pasado a la historia por ser los fieles representantes de un pueblo azotado por la violencia, maltratado por la comunidad internacional y perseguido cuando se defiende de las agresiones. Han sido figuras de la política mundial que antes que la diplomacia, veneran su país, han sabido lidiar con la tragedia, pero también han cosechado y recogido enormes frutos con aroma a soberanía y dignidad. En este mes de mayo de 2021 se recrudecen los ataques en la franja de Gaza, dejando al paso miles de víctimas, las hostilidades no paran en contra de Israel y el silencio internacional es cómplice de la muerte.

Pero la grandeza del pueblo de Israel es inmensa, son perseverantes, fuertes, creyentes, y en honor a su inmensa historia y próspero porvenir, una vez más se sobrepondrán del terrorismo.

En momentos difíciles como el actual, es preciso dar signos de apoyo a un pueblo que solo quiere vivir en paz, aunque muchos se empeñen en desconocer este propósito, simplemente porque las voces de solidaridad son estériles en tiempos de victoria, pero realmente significativas en momentos de dificultad.

Política
Por: César Salas Pérez   
𝑷𝒆𝒓𝒊ó𝒅𝒊𝒄𝒐 🗞 𝐄𝐋 𝐄𝐒𝐏𝐈𝐍𝐀𝐋
𝑬𝒏 𝒆𝒍 2021 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐!!!

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