¡OTRO DESILUSIONADO DEL PROYECTO POLÍTICO DE PETRO!
LA MISIVA QUE EL EXCANCILLER ÁLVARO LEYVA LE ENVIÓ A SU EXJEFE GUSTAVO PETRO
EL ESCRITO SE FILTRÓ DE INMEDIATO A LOS MEDIOS; ES MÁS BIEN UN RECLAMO PÚBLICO AL MANDATARIO SOBRE ALGÚN COMPROMISO PENDIENTES
En una carta que rápidamente llegó a manos de la prensa, el excanciller Álvaro Leyva Durán expresó de manera directa su desencanto con el presidente Gustavo Petro, a quien sirvió como ministro de Relaciones Exteriores. La misiva, más que una comunicación privada, se presenta como una interpelación pública sobre el rumbo del gobierno y la relación entre ambos.
Apartes de la carta:
Señor Presidente:
Lo saludo con mi más sincera consideración.
Durante semanas he estado reflexionando sobre la manera de lograr que usted escuche la voz de quien fuera su ministro de Estado, respecto a preocupaciones que me surgen a raíz del conocimiento directo —de tiempo atrás y aún vigente— de situaciones y hechos que, a mi juicio, lo han afectado y continúan afectándolo en lo personal como Jefe de Estado, y por ende, también al país.
Si bien fui un alto funcionario de su gobierno, supuestamente cercano a usted, debo manifestar que nunca fue fácil lograr una verdadera cercanía. Usted lo sabe bien. Por eso recurrí en diversas ocasiones a mensajes en X (antes Twitter) y otras redes sociales, con el propósito de manifestar mi estado de ánimo y mi preocupación, asuntos que considero que usted debe tener presentes. Usted, en primer lugar. Y, si es necesario, también la nación entera.
Usted sabe, Presidente, que su discurso de campaña me entusiasmó: igualdad, libertad, fraternidad, justicia social y una paz integral con oportunidades para todos. La paz, ese deber obsesivo en mi vida. Incluso llegó a mencionar al Papa Francisco: Fratelli Tuttiy Laudato Si’. Tal fue mi compromiso, que en su defensa me enfrenté con crudeza y firmeza a su contradictor más vehemente, el ingeniero Rodolfo Hernández. Vale la pena mencionar que, pocas semanas después de su posesión como Presidente, siendo yo ya su ministro, Rodolfo apareció sorpresivamente en mi despacho con un espíritu reconciliador. “Vengo a darle un abrazo —me dijo— porque, a pesar de todo, siempre he reconocido que usted es un verdadero hombre de paz. Ya todo ha quedado atrás”. Sin duda, fue un gesto que me conmovió.
Jamás le fallé, Presidente. Me la jugué por usted y por la causa. No puede hacerme un solo reproche. Sin embargo, posteriormente surgieron discrepancias de fondo que marcaron una distancia entre nosotros. No hubo de mi parte traición alguna, pues esa palabra no cabe en mi formación ni en mi carácter. Soy hijo del destierro, junto con toda mi familia —hermanos y hermanas incluidos—, por negarse mi padre a traicionar. Ese ejemplo me marcó para siempre.
El propósito de esta carta es llamarle la atención, con franqueza pero sin ánimo pendenciero, sobre asuntos complejos, algunos de índole personal. Lo hago con respeto, con una propuesta incluida, y sin pretensiones de enigma o ambigüedad, como algunos lectores han percibido en escritos anteriores míos. Lo que expongo a continuación lo hago sin dramatismos ni exageraciones.
Para sostener lo que planteo, acudo nuevamente al pensamiento del filósofo español Antonio Millán-Puelles, en su obra Ética y Realismo S.A. (Madrid, 1996, págs. 110-111). Él, citando a San Agustín, Santo Tomás de Aquino y otros sabios, señala que en ocasiones puede justificarse una “prudente ocultación de la verdad” para no herir o causar daño. Pero si esa ocultación afecta el bien común, es entonces pertinente apartarse de ella. Si no fuera porque esa orientación ética me brinda una profunda tranquilidad interior, no me atrevería a escribirle esta carta en los términos que aquí le expongo.
Presidente… Al momento de mi nombramiento, no conocía sus antecedentes personales. Solo los aspectos públicos de su trayectoria política. Tenía alguna información sobre su vinculación al M-19, pero en el periodo de mayor definición hacia la paz en esa organización, nunca coincidimos. Usted no perteneció a sus primeras filas.
Un mensaje que se suma al creciente malestar interno
Aunque la carta no detalla el “compromiso pendiente” al que hace referencia, sí refleja una fractura en la relación entre el presidente Petro y uno de los hombres que más lo defendió en su ascenso al poder. Leyva habla con la autoridad de quien no se siente traidor, sino defraudado por el curso que ha tomado el gobierno y por la distancia que, a su juicio, Petro ha impuesto incluso con quienes fueron leales desde el primer momento.
Esta misiva, cargada de simbolismo y con tono de advertencia, podría ser leída como un síntoma más del desgaste político que vive el Ejecutivo y de las tensiones internas dentro del llamado “gobierno del cambio”.
Lea con atención la misiva 👇👇👇
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