🌋 ARMERO: 40 AÑOS SIN LA CIUDAD BLANCA
Han pasado cuatro décadas desde aquella fatídica noche del 13 de noviembre de 1985, cuando a las 11:15 p. m. una avalancha de lodo, piedras y material volcánico proveniente del Nevado del Ruiz sepultó en menos de 20 minutos gran parte de Armero, la próspera y alegre “Ciudad Blanca” del norte del Tolima.
La erupción del volcán provocó el deshielo de su cumbre y la rotura de una gran presa de agua que surtía la ciudad Blanca, una roca gigante que ayudaba a represar el agua, descendió con una fuerza incontenible con barro, lodo a temperaturas extremas, arrasando calles, hogares, cultivos y vidas enteras. En cuestión de minutos, Armero quedó borrada en gran parte del mapa, dejando un saldo de más de 25.000 víctimas mortales y una herida imborrable en la historia de Colombia.
Días después, el papa Juan Pablo II llegó al lugar para rendir homenaje a las víctimas y extender su bendición sobre una ciudad que había desaparecido bajo toneladas de barro.
Los sobrevivientes marcados por el dolor, quemaduras de la lava envuelta en el lodo y la pérdida de sus seres queridos, aún recuerdan el rugido del volcán, el calor abrasador del lodo y los gritos que se confundían con la oscuridad. Muchos nunca pudieron regresar, pero mantienen viva la memoria de sus familias y de aquella ciudad que fue símbolo de progreso y esperanza.
Promesas incumplidas y memoria viva
Cuarenta años después, Armero sigue presente en la memoria colectiva del país como una lección de vida, prevención y resiliencia. En el terreno donde alguna vez florecieron los cultivos y las risas, hoy se levantan cruces, monumentos y flores que recuerdan a quienes quedaron allí para siempre.
El mundo entero se solidarizó tras la tragedia, enviando ayudas económicas y en especie desde todos los rincones del planeta. Sin embargo, gran parte de esa asistencia nunca llegó a las manos de los verdaderos damnificados. “Con todo lo que se donó, se habrían podido construir tres Armeros”, recuerdan algunos sobrevivientes con tristeza.
Cada aniversario de la tragedia trae consigo las mismas promesas oficiales: compensaciones, proyectos y ayudas para los herederos de la llamada Ciudad Blanca. Pero, como tantas veces, las palabras se las lleva el viento.
Durante el gobierno de Juan Manuel Santos, se anunció que quienes presentaran las escrituras de sus propiedades serían indemnizados. No obstante, dos gobiernos después, esas promesas siguen sin cumplirse.
Una tierra sagrada que pide justicia
El lugar donde alguna vez se levantó una ciudad próspera se ha convertido hoy en un campo de pastoreo, rodeado por fincas vecinas. Es un terreno sagrado donde reposan miles de víctimas, y que se prometió preservar como espacio de memoria bajo el nombre de “Campo Santo”.
Los gobernantes de turno parecen haber olvidado que allí yació la segunda ciudad más importante del Tolima, una tierra fértil, trabajadora y orgullosa. Armero fue el corazón de la sierra norte tolimense, y su recuerdo sigue clamando justicia, reparación y dignidad.
Efemérides
Por: Alfonso Wilches A.
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